sábado, 17 de junio de 2017

Estrategia destructiva de manipulación : promover la envidia en gente que confia en ti. Hay personas que o bien tienen cierto poder o son un ciudadano más pero tienen malas ideas y lo primero que buscan son personas por debajo del perfil medio que bien manipuladas sentiran envidia porque ellos desgraciadamente no tienen el físico, la personalidad o el poder adquisitivo de la persona a la que le enseñan a envidiar. El maquiavelico que quiere trepar y usa a otros a traves de su envidia ayuda al esbirro que amaestra a estar en mejor posición que el envidiado y le ayuda de dos formas, 1 ayudándole a estar mejor de físico o de lo que envidie o de todo en general y esto el maquiavélico lo hace sin temor porque el esbirro siempre será peor que él y no le quitará el sitio, y 2 haciendo imposible la vida del envidiado y haciendo que este pierda posición. Cuando el esbirro ya envidioso ve que ha superado a su envidiado entonces el envidiado se siente Dios y quiere más y es tan tonto que siempre querrá más y se lanza a una orgía de sangre en la que muchos a los que envidia mueren en vida. Donde hay un listo de estos alrededor de él hay kilómetros concéntricos de vidas rotas que el esbirro envidioso ha devorado. El maquiavelo ya tiene un siervo y buscará más y los irá utilizando pidendo favores a sus esbirros, favores que no entienden pero que forman parte de un plan para alcanzar sus objetivos, que no son superar a alquien porque estos son más listos, estos quieren meterse en política, o hacerse empresarios o cualquier otro objetivo de gran embergadura. Esto sale en las películas del típico vampiro que tiene un servidor que le sirve porque quiere ser vampiro. Casi ningún servidor del vampiro lo consigue aunque en la película el vampiro siempre convierte a un servidor en vampiro pero no a todos. El mismo argumento se usa en las películas de ladrones que tienen rateros que le obedecen o gente que tiene amigos que les siguen. Nunca entendí como se consigue esto hasta que he sido una de esas vidas rotas en los kilométros concéntricos que rodean al esbirro de alguien.






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